Con el aumento de la esperanza de vida, tras la jubilación, todavía queda mucho por vivir y este puede ser el momento idóneo para hacer todas aquellas cosas que quedaron pendientes en el pasado. Es el momento de decir adiós a la dictadura del despertador, a las prisas, al jefe, a las reuniones, e iniciar una etapa de bienestar, de dedicarse tiempo a uno mismo, a los seres queridos o a las aficiones abandonadas.